Psicoanálisis y búsqueda laboral: cómo descubrir tu trabajo ideal desde el inconsciente
- Miguel

- 25 oct
- 4 Min. de lectura

La elección de una vida laboral se supone que es un ejercicio de fría racionalidad, un cálculo donde las aptitudes se enfrentan a las exigencias del mercado y, por supuesto, a la inexorable necesidad de ganarse la existencia. Quien observa los patrones humanos desde un prisma sin prejuicios, puede señalar la profunda mentira que anida en esta creencia. La frustración persistente, la perplejidad ante el vacío que deja la nómina, el tedio que corroe el lunes por la mañana: son síntomas de que la decisión no se tomó en la mesa de la razón, sino en las oscuras trastiendas de la historia personal.
Lo que uno ve es que si ciertos trabajos le atraen a uno con una fuerza casi inexplicable, o si otros le repelen sin motivo lógico, no es por el salario o las horas, sino por un guion subterráneo que se sigue interpretando. El psicoanálisis, ese arte de la arqueología del alma, ofrece la única perspectiva verdaderamente incómoda y, por ello, la más útil: la orientación profesional no es un tema de habilidades o estudios, sino de quién eres y, sobre todo, de qué deseos inconscientes le mueven, y cómo la carga emocional de la infancia ha pesado tanto en la balanza. Es ahí donde los psicoanalistas dirigen su mirada.
La Condena de la Repetición y el Rumor de los Mandatos
No es infrecuente, sino la norma en esta época de consumo de ambiciones, encontrarse con el individuo que, habiendo alcanzado cimas de éxito objetivable, se siente, sin embargo, irremisiblemente perdido. Se ha cumplido con el mandato, se ha escalado la jerarquía, y el resultado es una sensación ácida de extrañeza, de ser un impostor en su propio despacho.
Yo detecto en este fenómeno la tiranía de los mandatos familiares, códigos de conducta y de éxito impuestos, no por decreto, sino por la silenciosa presión de la expectativa. El sujeto que persigue el triunfo a costa de su propia extenuación, sacrificando la vida a la oficina, ¿está respondiendo a un impulso genuino? Mi sistema predice que no; es el eco patético de una deuda pendiente con una figura de origen, la respuesta neurótica a un deseo que nunca le perteneció.
Del mismo modo, la evitación sistemática de ciertas responsabilidades, la fuga perpetua ante el compromiso o la exposición, puede ser el rechazo inconsciente de un modelo familiar que se teme repetir, o una sombra de fracaso vista en casa y que se busca esquivar con una obstinación autodestructiva. El trabajo se convierte, así, en un campo de batalla donde el niño que fuimos sigue luchando contra los fantasmas de su propia historia.
La Vocación no se Elige, se Desvela (Con el Malestar de la Verdad)
La búsqueda de un consultorio analítico se distingue de los métodos convencionales en que renuncia a la eficiencia inmediata. Los formularios y tests prometen un resultado rápido, una lista de tres profesiones que se alinean con sus destrezas; la escucha analítica, en cambio, propone una excavación lenta y a menudo lacerante hacia la verdad oculta bajo las capas de las exigencias sociales y los temores infantiles.
La vocación, nos enseña la experiencia del diván, no es un talento técnico. Es una ligazón profunda con la propia identidad, un destino que ha sido tapado por el miedo al fracaso y, lo más insidioso, por esas lealtades invisibles que nos atan a figuras cruciales. Uno no está libre de elegir si la elección implica, inconscientemente, la traición a quien nos dio la vida o el éxito que nunca se le permitió alcanzar.
Descubrir su lugar no es un acto de "decisión" libre; es un proceso de desvelamiento, de purga de las falsas identidades. Cuanto más se penetra en la verdad de la propia neurosis, más fácil se vuelve diferenciar la fuerza motriz del deseo genuino de la fatigosa inercia del debería.
La Asistencia Subversiva: Interrupción de Patrones
El trabajo con un analista no te proporcionará un plan de carrera. Su ayuda es infinitamente más valiosa y subversiva: señalará los patrones de repetición que minan la vida profesional.
¿Por qué el mismo tipo de jefe autoritario?
¿Por qué la incapacidad crónica de negociar el propio valor?
¿Por qué el auto-sabotaje justo antes de la promoción definitiva?
Son estos síntomas, esta danza neurótica en el espacio laboral, los que el análisis permite decodificar. Se ilumina la relación velada con el éxito (¿es acaso una traición a la miseria familiar?) o con el miedo a la exposición pública (¿es un pacto con el silencio del hogar?).
Quizás es que la ganancia más profunda y liberadora es que el trabajo ideal no es un rol fijo, sino una manera de estar en el mundo, una forma de construir significado y coherencia en lo que se hace. El objetivo final no es encontrar el trabajo perfecto, sino trabajar desde un lugar que sea menos impostado, sin la repetición incesante de guiones que solo producen tedio.
Uno no necesita aguardar al colapso financiero o al ataque de pánico matutino para empezar este camino. La simple sensación de vacío persistente, de estar simulando una vida profesional ajena, es ya la señal de que el inconsciente clama por otra partitura. Iniciar la exploración no requiere certeza, sino la mera voluntad de entender la verdad de la propia historia.
Te resuena algo de esto? ¿Sientes que necesitas un cambio profundo pero no sabes por dónde empezar? Reserva tu espacio único.

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